Esta mañana, cuando me dirigía hacia mi trabajo, mi esposo y yo nos disponíamos a cruzar el puente Juan Bosch, una señora en una Jeppeta sale de una calle vertical y se atraviesa delante de nosotros, una guagua de transporte público venía justo detrás nuestro y estuvimos a punto de tener un grave accidente, que gracias a Dios no pasó de ser nada mas que un terrible susto.
Justo cuando pasó eso llegaron a mi mente muchos pensamientos de lo que hubiese pasado si nos hubieramos accidentado esta mañana, lo primero que vino a mi mente fue mi hija, me invadio un sentimiento tan profundo de inseguridad que es casi imposible describir, pense con quien se quedaria, quien la cuidaria, ya sea que estuviera en un hospital o que me hubiese ido para siempre, pense en mi familia, mis amigos, las cosas que tengo en proyecto para hacer y que aún no conluyo....pasaron tantas cosas por mi mente....
Reflexionando sobre el tema, pienso que gastastamos tanto tiempo en cosas que no son importantes, cuantas veces no expresamos lo que sentimos, no cumplimos metas por descuido, no planificamos la seguridad de nuestra familia. Cuantas veces hemos querido hacer algo y por el que dirán no lo hacemos. No nos acercamos lo suficientemente a Dios pensando que aún estamos jovenes. En fin, no vivimos a intensidad nuestras vidas y postergamos cosas para mañana, pasado, el año que viene.......en fin...
La gran realidad es que nuestra vida es tan fragil, estamos aqui ahora, mañana no sabemos. Solo Dios sabe hasta cuando nos permite estar aqui y con que propósito lo hace. Nuestra tarea es pedirle que nos ayude a identificar para que estamos y que nos permita disfrutar a plenitud cada instante que nos reste de vida, como si fuera el último.
